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La Virgen de Zapopan, viajera internacional

Virgen de Zapopan. Wikipedia

Nuestra Señora de Zapopan.

Ni las inclemencias del tiempo son obstáculo para que año tras año, el 12 de octubre, centenares de miles de tapatíos acompañen a la Virgen de Zapopan a su basílica -dentro de la zona conurbada de Guadalajara-, luego del recorrido que realiza por 170 comunidades parroquiales de la ciudad.

Se trata de una tradición que data desde 1734, cuando a raíz de las tempestades que se abatieron aquel año en esta capital, sus angustiados habitantes recurrieron a la protección y amparo de la sagrada imagen.

En el fondo, la popular «Llevada de la Virgen» no ha cambiado mucho a través de los años, ya que todo se circunscribe prácticamente a lo mismo: una profunda devoción de la gente que llega hasta las lágrimas; ritos, folclor, cultura y turismo religioso.

El peregrinaje de «La Generala» por el mundo

En Wilwaukee, Wisconsin, EEUU. El Informador.

En Wilwaukee, Wisconsin, EEUU (El Informador).

Sin embargo, en la medida en que el culto a esta imagen, conocida también como «La Generala», alcanza la mayor importancia local y regional sobre cualquier otra figura religiosa, su peregrinaje ya no se circunscribe a la región y a diversos estados de la República Mexicana, sino que ha venido aumentando sus viajes a diversos países de América y más recientemente a Europa.

Visita de «La Zapopana» a Zaragoza, España

Uno de los viajes de «La Zapopana» fue precisamente el realizado en octubre de 2011 a España, concretamente a la ciudad de Zaragoza, donde se venera a la Virgen del Pilar.  Tal visita se llevó a cabo dentro de un intercambio de tradiciones religiosas.

Pero ésta no fue la primera vez que «La Generala» viajó a Europa. De hecho, una réplica de su escultura original se encuentra depositada desde noviembre de 2010 en el Convento Sevillano de Santa Rosalía, también en España.

De igual manera, en 1990 fue llevada al Vaticano, donde la bendijo el Papa Juan Pablo II, antes de ser depositada en el Convento de las Bienaventuradas, en Tierra Santa.

Cabe anotar que el propio Juan Pablo II la visitó en su Basílica de Zapopan en 1979, durante su primer viaje a México.

Estatuta a Juan Pablo II en Zapopan

Estatua de Juan Pablo II con un charrito, en  Zapopan.

Recorridos por California y Texas, en EEUU

Hace casi 20 años que Nuestra Señora de Zapopan inició sus viajes al extranjero, principalmente a las ciudades de Los Ángeles, Chicago y Nueva York, en Estados Unidos, donde destaca la presencia de mexicanos, pero además ha estado en Hawai, Texas y Wilwaukee.

De igual manera, ha recibido invitaciones para misionar en  Canadá, así como en países de Centro y Sudamérica.

Fue en 1995 cuando por vez primera atendió el llamado de sus devotos en California, a quienes desde entonces visita anualmente. Entre los meses de marzo y mayo de cada año recorre más de  una veintena de parroquias de la Zona Metropolitana de Los Ángeles, donde el 16 de junio de 2006 fue aclamada como Reina de los Migrantes.

La Virgen de Zapopan, peregrina de origen

Su virtud peregrina le viene de origen, porque incluso antes de que la imagen quedara expuesta al culto público en su primitiva capilla de Zapopan, en el Siglo XVI, fray Antonio de Segovia -franciscano español que arribó a estas tierras en 1531- ya la había llevado a peregrinar con fines misionales por toda la región.

Sin embargo, las visitas documentadas de la Virgen fuera de su entonces pequeña aldea zapopana datan de 1608 en adelante.
Vale decir que la escultura original de la Virgen, misma que viajó durante los primeros siglos, ahora sólo excepcionalmente sale de su basílica, debido a su antigüedad, pero hay dos réplicas, una que recorre Guadalajara y el resto del país, y otra que viaja al extranjero.

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Basílica de la Virgen de Zapopan y Convento Franciscano.

«La Generala«, símbolo de  identidad

Por consiguiente, lo más novedoso de esta imagen mariana no es «La Llevada» a su basílica el 12 de octubre, sino su creciente importancia como símbolo de globalización, que da sentido de identidad y permanencia a los mexicanos en el extranjero y que día tras día conquista mayor número de devotos de otras nacionalidades.

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La Fiesta del Elote

Comiendo elotes

Comiendo elotes.

La tradicional Fiesta del Elote, con profundas raíces prehispánicas, ha sido retomada con entusiasmo popular durante los últimos años en Jalisco, bajo el impulso de sacerdotes católicos que ven en esta celebración el medio eficaz para afrontar los nuevos retos de la pastoral campesina, en un país donde todavía quedan dos figuras respetadas y casi intocables: la Virgen de Guadalupe y el maíz.

El maíz es sagrado, según antigua tradición

Muchas comunidades rurales mexicanas celebran desde tiempos inmemoriales la Fiesta del Elote (maíz tierno), especialmente en el mes de septiembre, cuando la planta empieza a dar mazorcas.

Entre estas comunidades figuran las indígenas huicholas, de Jalisco y Nayarit, pero también lo hacen poblaciones mayoritariamente mestizas como Tesistán, en Zapopan, y en los estados de Hidalgo y Veracruz, entre otros. Es una fiesta sagrada en la medida en que representa la reproducción de la vida misma.

En el rito católico, el fin es agradecer a Dios los frutos de la tierra

Sin embargo, en el rito católico la Misa del Elote tiene el propósito de agradecer a Dios, a través del santo patrono de cada pueblo, los frutos de la tierra. Este acto de acción de gracias viene a complementar a la Misa del Buen Temporal celebrada en junio, cuando los campesinos piden una buena siembra. Así lo afirma el capellán de Capilla del Refugio, municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco, el padre Alejandro Orozco Raygosa, quien desde hace tres décadas fomenta esta celebración.

El padre Orozco, quien además de su labor pastoral es profesor de Filosofía de la Religión en el Seminario Diocesano de Guadalajara, explica que fue en 1985 cuando al cumplirse el cincuentenario del ejido de Santa Cruz del Valle, municipio de Tlajomulco, Jalisco, inició la Fiesta del Elote, que continúa celebrándose año tras año en ese lugar, y que al ser nombrado capellán de Capilla del Refugio, la estableció también en esta comunidad, con gran beneplácito de la población. Aunque aquí hay ahora un nuevo párroco, que es el padre Rodrigo Aranda, el presbítero Orozco lo sigue apoyando en la Fiesta del Elote y en otras actividades religiosas.

Capilla del Refugio, comunidad maicera por excelencia

Desfile del elote

El desfile del maíz en Capilla del Refugio.

Capilla del Refugio es una comunidad de 3,500 habitantes localizada a 30 kilómetros al sureste de Guadalajara, en una zona eminentemente maicera, a orillas del Río Santiago, pero con tierras de temporal en su mayor parte. Hasta las primeras décadas del siglo pasado funcionó como una extensión de la Hacienda de Atequiza, fundada en 1875, propiedad del exgobernador jalisciense Manuel Cuesta Gallardo, incondicional del Presidente Porfirio Díaz.

Al llegar ahí, el padre Orozco encontró una pequeña capilla consagrada en 1871 a la Virgen del Refugio por el obispo de Guadalajara, Pedro Loza y Pardavé, por lo que se dio a la tarea de construir un nuevo templo con mucha mayor capacidad que la capilla. Sin embargo, 20 años después la nueva iglesia resulta insuficiente para dar cabida a la gente que acude a la Misa del Elote; en su mayoría permanece afuera, en el atrio o en la plaza.

El maíz, factor de unión y detonante de alegría popular

Como todas las fiestas mexicanas, la del Elote en Capilla del Refugio es muy alegre. En el día convenido por los campesinos y el párroco, por la tarde se lleva a cabo un colorido desfile de tractores, con carros alegóricos y gente de a caballo que porta cañas de maíz y que recorren las principales calles del poblado, adornadas para el efecto con motivos tricolores (verde, blanco y rojo, de la Bandera nacional).

En medio de todo esto no puede faltar la banda de tamborazo que toca alegres melodías, así como los cohetes y vivas que lanzan los espectadores, quienes a su vez reciben elotes gratis, recién cocidos, que reparten bellas damas vestidas con trajes típicos.

El desfile desemboca en la plaza principal, frente a la cual se encuentra el templo nuevo. Los asistentes al oficio religioso portan cada quien una caña con elote, de suerte que la iglesia aparece como un amplio cultivo de plantas verdes espigadas. Al final de la misa se despencan los elotes de las cañas y se depositan como ofrenda al pie del altar. Luego, todos esos elotes son obsequiados a los asistentes.

Al término de la misa se celebra en la plaza la verbena popular, donde también se reparten elotes cocidos y tatemados, tamales, tacos y otros derivados del maíz. Hay ahí espectáculos de caballos bailadores, fuegos artificiales, palo encebado y, desde luego, música y baile, donde jóvenes y viejos se dan gusto.

Rescate de valores históricos, morales y religiosos

Ofrendas de elotes en Capilla del Refugio

La ofrenda del elote.

En su homilía de la Misa del Elote el padre Orozco aprovecha la ocasión para hablar acerca de la descomposición social que priva en los tiempos modernos, «donde el matrimonio está en crisis y los muchachos y muchachas se van al arroyo con mucha facilidad«. Este regaño lo envuelve en un semblante sonriente, lo que lejos de molestar, agrada a los jóvenes.

En conclusión, la Fiesta del Elote rescata valores históricos, morales y religiosos de los mexicanos, pero además fortalece los lazos de fraternidad entre los campesinos y contribuye a promover la producción agrícola en un país que, como México, se ha venido alejando de la autosuficiencia alimentaria.

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