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González Gallo y Flavio Romero, ejemplos de buen gobierno: FRA

   El exgobernador del Estado y exsecretario de Gobernación, Francisco Javier Ramírez Acuña, está a punto de reintegrarse a la vida social de Jalisco, luego de su reciente renuncia a la Embajada de México en España. Esta entrevista se publicó en El Informador el 17 de febrero del año 2000 cuando iniciaba su campaña como precandidato del PAN al Gobierno del Estado, de la cual salió triunfante, para ganar luego la elección constitucional. Fue entonces cuando calificó a Jesús González Gallo y Flavio Romero de Velasco como los mejores gobernadores en la historia de Jalisco.

Javier Medina Loera.

Francisco Ramírez Acuña. Dibujo

   La entrevista se desarrolla entre el ajetreo de los trabajadores de Teléfonos y acondicionadores de oficinas, que todavía lucen semivacías, en la Casa de Campaña de Vidrio 2380, de esta ciudad. Es la primera entrevista de prensa que concede Francisco Ramírez Acuña tras de obtener licencia como alcalde de Guadalajara, para contender por la candidatura del PAN al Gobierno de Jalisco.

¿Cuándo decidió dedicarse a la política?

   En mi casa se vivió la actividad política, obviamente partidista, desde siempre; mis padres fueron fundadores de Acción Nacional aquí en Jalisco; participaron desde las primeras campañas, y en mi casa siempre se habló del PAN. La doctrina panista se hizo forma de vida en casa, y esto nos ha motivado a todos a participar. Pero ya de una manera individual o personalísima, la decisión fue cuando acompañé a Efraín González Luna en su campaña presidencial por toda la República, en 1969. A partir de ese momento he tenido actividad partidista en todas las áreas. Internamente lo único que me ha faltado es ser presidente del Comité Estatal del partido. Pudiéramos decir que soy panista desde el seno materno, pero ya como miembro activo del partido, desde 1969.

Hubo una dificultad por ahí en los años 80…

   En los años 80, a raíz de que se generaron algunas situaciones a nivel nacional, en que muchos panistas salieron del partido, yo también salí antes de causar alguna situación de enfrentamiento o división interna. Me retiré para que la organización continuara en sus condiciones normales y naturales, y regresé una vez que me volvieron a invitar miembros de Acción Nacional.

Sus amigos en el PRI, ¿son ventaja o desventaja?

   Yo creo que la vida misma, la manera en que se va desarrollando el ser humano, evidentemente tiene fortalezas y debilidades a la vista de otras gentes. Para mí siempre será una fortaleza como ser humano el tener la capacidad de comunicarme, de relacionarme con todos los que en un momento dado pretenden gobernar, en este caso ya con mi posible participación, ¿por qué?, porque nunca se ha hablado en el PAN que un gobierno panista sea exclusivamente para los panistas, estaríamos actuando fuera del contexto y de la lógica de la política. Al contrario, a la hora de gobernar se tiene que gobernar con y para todos los pensamientos políticos, todos los pensamientos religiosos, todas las estructuras sociales, todas las organizaciones intermedias.

   Entonces, en este caso, yo creo que para mí, como ser humano, como miembros de Acción Nacional, es una ventaja haber demostrado a los jaliscienses que me puedo sentar a la mesa con gente de otros partidos políticos, de otras ideas religiosas, y que podemos encontrar puntos de acuerdo y de solución pensando en el gobierno para todos.

¿En qué momento pensó en la gubernatura del Estado?

   Esto es una evolución. Decidimos participar como candidato al Gobierno del Estado escasamente a los seis, ocho meses de iniciada la administración en Guadalajara, cuando encontramos retos de podernos ligar a la comunidad, de hacer ese binomio sociedad-gobierno y tener respuestas tan importantes como en colonias donde en la administración anterior corrían máquinas a pedradas para evitar que se les pavimentara. En fin, con esa relación directa con la comunidad, pudimos encontrar respuestas fundamentales, y hoy están pavimentadas esas calles, mejoradas las escuelas y arreglados esos jardines, hoy tenemos mejores condiciones en muchas de las unidades deportivas y encontramos que ese engranaje de comunidad y gobierno, trabajando unidos, dan resultados importantes. Tenemos la posibilidad, la capacidad, los elementos suficientes, para esto mismo trasladarlo al Estado, hacer este cambio fundamental de la sociedad que queremos como partido político y lograr ese bien común que anhelamos.

Las cualidades básicas de un gobernante de Jalisco

   Creo que primeramente un gobernador debe tener sensibilidad para medir permanentemente en qué condiciones están los jaliscienses y dar respuesta a sus necesidades. Segundo, tener capacidad de consenso; la política es consenso, la actividad política es reunir los intereses de todos para poder tomar esa decisión, y si no se sabe consensuar, si no se puede hablar más que con los propios, y no se puede hablar con los ajenos o con los de enfrente, no se va a poder tener un gobierno de consenso para tomar decisiones que beneficien a todos. Tercero, saber trabajar en grupo, en equipo, para poder también en este equipo dar la cara y dar respuestas a la comunidad. Obviamente, la capacidad y las habilidades que se deben contener en esto, creo que las hemos estado demostrando. Hemos sido el único Ayuntamiento de la zona metropolitana que realmente no tuvo problemas. Incluso el trabajo mismo de los regidores de oposición, la integración en las diferentes comisiones, nos muestra que todos tuvimos la capacidad de pensar en Guadalajara antes que en las parcelas políticas, que aprobamos presupuestos por unanimidad, que realizamos trabajos como el Programa Municipal de Desarrollo, por unanimidad, que las obras que se vienen haciendo en las colonias se toman en la comunidad y en su beneficio, sin criterio político. Entonces, creo que esto nos da oportunidad de ser serios participantes en esta contienda.

¿Quién es a su juicio el mejor gobernador en la historia de Jalisco?

   Creo que por las circunstancias en que se dieron sus gobiernos se destacan en Jalisco dos gobernadores: uno, Jesús González Gallo, quien vino a darle una nueva visión a Jalisco, a la propia ciudad de Guadalajara, y el otro, Flavio Romero de Velasco, en cuyo gobierno incluso participé como miembro de la Legislatura, obviamente nosotros como candidatos del PAN, como diputado del PAN, pero con un trabajo importante que se hizo en materia de seguridad vino a poner orden en la comunidad jalisciense. Sin que me haya tocado vivir los tiempos de González Gallo, creo que ambos se destacan como estadistas, esa visión que genera bien común a los jaliscienses.

¿Su opinión sobre el actual Gobierno del Estado?

   Bueno, creo que al gobernador Alberto Cárdenas Jiménez le ha tocado bailar con la más fea, primero porque recibe un Estado muy endeudado que impedía que se dieran respuestas inmediatas. Fueron casi dos años los que yo no diría perdidos, pero que se quedaron en “stand by” para poder dar impulso a Jalisco. Le ha tocado hacer un gobierno de transición, es difícil entender por la comunidad y los ciudadanos esa nueva estructura, ese nuevo esquema, esa nueva forma de gobernar. Creo que de los gobernadores, el más popular de Jalisco ha sido indiscutiblemente Alberto Cárdenas, tiene un carisma que se da, que la gente lo quiere, lo respeta, lo admira, lo goza diría yo, cuando lo tiene cerca la ciudadanía. Ése es un haber importante. Sin embargo, ha sido una etapa problemática, de ajustes con los otros poderes, pero creo que se deja una buena herencia, hay muchos planes, proyectos y programas que van caminando y que se les tiene que dar continuidad para poder tener el resultado que Jalisco requiere.

¿Qué necesita Jalisco en esta nueva etapa de desarrollo?

   En primer lugar, lo que Jalisco necesita es trabajo. Eso es lo que se nos pide en todos los municipios del Estado. Hay que llevar ahí a empresas que buscan estar en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Por otro lado, seguridad. Yo pondría en primer lugar el desarrollo económico del Estado, y por el otro, seguridad, que es algo intangible, pero fundamental para que se invierta,  para que haya mayor cordialidad y trabajo comunitario, y no sólo hablo de seguridad pública, sino también de seguridad jurídica, fundamental para la permanencia de las fuentes de empleo.

¿Son compatibles la seguridad pública y los derechos humanos?

   Creo que es tan sencillo como que cada uno de nosotros nos pongamos a trabajar en el área que nos corresponde. Platicaba yo hace unos días con estudiosos de los derechos humanos y manifestaba que el problema principal es cuando uno trata de absorber lo de otro; no tenemos que olvidar que vivimos en un Estado de Derecho y este Estado de Derecho nos establece principios, mecanismos de investigación, nos da la pauta para iniciar procesos y también para darle seguridad al ciudadano de que quien lo agredió recibirá un castigo. Aquí simplemente es ubicarnos. Yo convocaría desde un principio a la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Jalisco a que delimitáramos perfectamente nuestros campos, no solamente por disposición legislativa; aparte de esto, vámonos sentando: cuál es la actividad que tu pretendes establecer como prioritaria o que justificaría tu ejercicio y existencia, y por otro lado, en los esquemas de Derecho, cómo vamos a aplicar la norma para dar atención y seguridad pública a los habitantes de Jalisco. Estoy convencido de que en todo, si tenemos reglas claras, no tiene por qué haber enfrentamiento.

¿Qué posibilidades reales tiene de lograr la candidatura?

   Si habláramos de una escala del uno al diez, yo diría que en este momento estamos en un ocho para poder lograr ser candidato, ¿por qué?, porque en primer lugar tengo una militancia partidista; segundo, porque los panistas conocen cuál ha sido nuestra actividad como funcionarios públicos; no es algo que sea novedoso de mi parte; los jaliscienses y los panistas me conocen desde 1973; todo el mundo sabe que fui el diputado más joven, que me tocó participar en una legislatura donde había, por el otro lado, gentes de la categoría, de la calidad, de Heliodoro Hernández Loza, Pancho Silva Romero, Teodoro Gutiérrez García, José Luis Leal Sanabria, Eugenio Ruiz Orozco, Abel Salgado Velasco, que en paz descanse, es decir, una Cámara integrada en aquel momento por los liderazgos más prominentes de Jalisco, y ahí nos tocó participar, no fue fácil, y sin embargo, nuestra tarea tuvo una buena aceptación, una buena calificación, y así ha sido cada una de estas tareas. Los panistas saben que nuestro actuar no es de hoy, es de siempre, no es por los nuevos y mejores vientos, era cuando había borrascas y grandes problemas en la actividad política, ahí estábamos presentes, ahí estaba Francisco Ramírez Acuña haciendo trabajos de partido.

   Por otro lado, porque los panistas han visto las capacidades que tenemos, en todos lados nos hablan del por qué, qué hicimos para tener una buena relación con los “medios”, cuando había sido muy fracturada la relación con el anterior Ayuntamiento de Guadalajara con los medios de comunicación, y además saben que podemos trabajar en equipo.

   Saben los panistas que no habrá revanchismos y sí oportunidades para que quienes tengan capacidad trabajen sirviendo a los jaliscienses, y además tengo plena confianza en la madurez de los panistas, en que no se dejarán manipular ni obligar ni estarán sujetos a los vaivenes protagónicos de mercadotecnia política, sino que darán su voto por los panistas que conocen, que saben que hablamos, pensamos y vivimos como miembros de Acción Nacional.

Y de sus contrincantes, ¿a quién le ve más piernas de jinete?

   Bueno, la verdad es que a quien el PRI nos ponga le vamos a ganar.

No, yo me refiero a la contienda interna

   Ah, perdón, es que acá, más que adversarios… No, yo creo que los cinco que estamos participando, bueno, todos somos miembros de Acción Nacional, cada uno ha venido demostrando en sus diferentes actividades sus habilidades, sus deficiencias, y creo que podemos darles respuestas a los panistas en mejorar condiciones, podemos darles garantía de futuro con esta propuesta de Francisco Ramírez Acuña.

¿Hay algún contrincante que le preocupe en especial?

   No, además en el PAN tenemos la cultura de ganar y perder, entonces es algo que en otros partidos no lo entienden, no lo valoran, en el PAN sí, porque así como ganábamos internamente, perdíamos externamente o perdíamos internamente y nos poníamos a trabajar con el ganador.

¿Ni su hermano le preocupa como adversario?

   No, yo creo que tenemos espacios políticos y en el partido muy definidos. Creo que aunque él [José Cornelio Ramírez Acuña] ha tenido una participación importante, ahora como presidente municipal de Zapopan, la actividad que se ha venido desarrollando por uno y por otro, bueno, pues nos da a nosotros un margen importante en el cual podemos pensar que saldremos airosos.

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Perdido en el Reclusorio Oriente. Entrevista con FRV

   Realicé esta entrevista con el ex gobernador de Jalisco, Flavio Romero de Velasco, en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México, el 29 de febrero del año 2000, y se publicó en El Informador el 6 de marzo del mismo año. Don Flavio había sido aprehendido en Guadalajara el 23 de enero de 1998, acusado de complicidad con el narcotráfico, y fue liberado por falta de pruebas el 14 de julio del 2001. Romero de Velasco atribuyó esta detención a una venganza política del Presidente Ernesto Zedillo, quien gobernó el país entre el 1 de diciembre de 1994 y el 30 de noviembre del 2000.

   Javier Medina Loera

Flavio Romero de Velasco. Cartón de Caloca. El Informador.

 Cartón de Rodolfo Caloca.

   Para entrevistar al ex gobernador de Jalisco, Flavio Romero de Velasco, en el Reclusorio Preventivo Oriente del Distrito Federal, había dos caminos: uno, registrarme como periodista ante las autoridades del penal, con lo cual obtendría quizás las facilidades del caso, pero también el riesgo de censura y ocultamiento de la verdad que se vive en el centro penitenciario. Dos, correr la aventura que como ciudadanos comunes y sin influencias padecen miles de visitantes que tienen parientes o amigos en ese lugar. Opté por el segundo.

  Me informé sobre los días y horarios de visita y requisitos para ingresar al reclusorio, entre ellos, vestir prendas que no sean de color beige o negro, para que el visitante no se confunda con el uniforme reglamentario de internos y custodios. En mi caso, es obvio que tampoco debía llevar cámara fotográfica, grabadora, y menos aún credencial o tarjetas de periodista.

   Así, vestido con camisa amarilla y pantalón verde soldado, llevando conmigo sólo un libro como regalo a don Flavio, una docena de fichas de registro para tomar notas, dos plumas económicas, credencial de elector y billetera con no más de 600 pesos, me apersoné a las 9:30 horas del jueves 29 de febrero del año 2000 (me habían dicho que el jueves era el día de menos visitas) frente al Reclusorio Oriente ubicado en el número 100 de la Avenida Reforma Oriente, en la Delegación de Iztapalapa, un edificio de corte moderno con fachada de concreto y ladrillo rojo de fábrica.

   Cuando llegué a ese lugar había ya una fila de más de 500 personas para ingresar al penal. Tomé mi lugar al final de la misma, y no había pasado ni un minuto cuando se acercó un niño de unos 10 años preguntando si quería un lugar adelante. Le respondí que no, porque éste era el sitio que me correspondía por haber llegado tarde. Le expliqué que los mexicanos debíamos acostumbrarnos al orden y al respeto a los demás.

El “hotel” más caro del mundo

Reclusorio Preventivo Oriente del D.F.

Reclusorio Oriente del Distrito Federal.

   El discurso que le receté al niño hizo reír de buena gana a una joven señora que hacía fila frente a mí: “Ésta es la primera vez que viene usted, ¿verdad?”. “Sí – le respondí-, tengo un amigo en el Dormitorio 9, que quiero visitar”.  -¿En el dormitorio 9?, preguntó sorprendida, “¿entonces, por qué no le hizo caso al muchacho ése? Ellos a eso se dedican: madrugan, toman los primeros lugares de la fila y luego los venden a diez pesos. De otra manera, usted va a esperar aquí por lo menos hora y media, porque primero entran los influyentes y los que pagan, después los pobres”.  -“Pues, prefiero esperar”, contesté.

   “Creo que está usted en un error”, insistió la señora, “porque si viene al Dormitorio 9 es porque tiene con qué pagar, y acuérdese que éste es el hotel más caro del mundo. Aquí se paga por todo”.  -“Pues de todos modos me quedo. Cumplo con todos los requisitos del Reglamento y no tengo por qué pagarle nada a nadie”, le dije todavía con mucha dignidad. La mujer rió de nuevo y movió la cabeza como diciendo: “Qué tipo tan terco”.

   Pasó efectivamente hora y media antes de que llegásemos al portón principal, donde hay un gran letrero que dice: “Todos los servicios que presta esta institución son gratuitos. Artículo 146 del Reglamento”.

   Al cruzar el umbral hay una gran explanada, a la que llaman “aduana”, con mostradores donde se solicitan los pases personales. Ahí se forman también enormes filas, dependiendo de la sección adonde van los visitantes, así como las áreas de revisión para hombres y mujeres, registro de pertenencias, etcétera. Me formé en la fila que tenía menos gente, y al llegar mi turno, una mujer con rostro duro y voz tronante pregunta: “¿A dónde va?”  -“Al Dormitorio 9”.  -“Esta vez le voy a dar el pase, pero ¡para la próxima se forma usted en el uno!”.  -“Sí, señorita”.

   Con el pase color rosa en la mano me dirigí al puesto de “Revisión de hombres”. De nuevo formé fila y a esperar turno. Hay ahí varios compartimientos con puertas de entrada y salida hacia un corredor que conduce a los dormitorios. En cada uno hay un custodio uniformado de negro que revisa a los visitantes. Me tocó el uno. El policía, un tipo joven, tez blanca, baja estatura, de bigote, me revisa y pregunta: “¿Para qué tanto papel”?  –“No señor, es solo un libro para regalo y fichas para tomar recados”.  –“Pos es mucho papel. Además, présteme su billetera. ¡Uhh… Y también trae mucho dinero”. Y poniéndose muy serio, ordena: “Tiene usted que acudir a Pertenencias para registrar estos papeles y el sobrante de dinero”  – “¿Dónde queda eso?  –“Por allá”, me respondió de mala gana, señalando otra fila como de 300 personas cargadas con bolsas.

   A estas alturas ya me había arrepentido de no aprovechar las influencias. Comprendí que si seguía así, me pasaría todo el día haciendo filas, sin cumplir con la misión que llevaba. Así que le dije al policía: “Oiga amigo, ¿no habrá otro modo de arreglar las cosas?” El antes celoso guardián se puso feliz, extendió las manos hacia mí y sonrió de oreja a oreja. Entonces saqué un billete de 20 pesos y casi me lo arrebató. -“¿Qué tengo que hacer ahora?”, pregunté.  –“Nada. Irse al Dormitorio 9”.

Rumbo al Dormitorio 9 ¡Qué experiencia!

   Hay que pasar por un laberinto de corredores, rejas y puertas de acero, donde le sellan a uno la mano derecha, que luego hay que ir metiendo tanto en la ruta de entrada como de salida, por una serie de cajitas con luz infrarroja que sirven para distinguir a los visitantes de los internos. En uno de estos primeros puestos se canjea el pase rosa por un gafete rojo numerado, especial para los que van al Dormitorio 9. Ahí se entrega también la credencial de elector, que luego se recoge a la salida.

   En mi caso, lo peor de todo es que me extravié en aquel laberinto de concreto y acero. En vez de llegar al 9, fui a parar al Dormitorio General donde vegetan los presos en medio de la más espantosa promiscuidad, suciedad y degradación. De pronto me topé con un tumulto de más de 100 internos que me preguntaban a dónde y con quién iba. Contesté que al Dormitorio 9, con don Flavio Romero de Velasco. ¡Grave error! Todos querían dinero. Saqué un puñado de monedas de cinco y diez pesos y las repartí. Para esto, los custodios nomás observaban de lejos, sin la menor intención de intervenir; creo que algunos hasta se reían, ¿o serían mis nervios?

   Luego, de entre los mismos presos, salió un tipo peinado con cola de caballo, voz y ademanes de líder, calmó a los internos, me tomó del brazo y sacándome del tumulto, dijo: “Yo te llevo con Flavio”. Me aconsejó que en el recorrido que hiciéramos, aunque me pidieran más dinero, a nadie le diera, nomás a él. Y así lo hice. Me condujo hasta la puerta del Dormitorio 9, le di las gracias y 27 pesos, lo último que me quedaba en el bolsillo.

El paraíso del Reclusorio Oriente

Fromero

 Flavio Romero de Velasco.  

   Tan pronto como ingresé al Dormitorio 9, pude reconocer a 20 metros la figura de don Flavio, solo, sentado bajo una sombrilla, vestido con chamarra, camisa y pantalón beige, los colores reglamentarios, y con sus acostumbrados lentes blancos que usaba para leer. Un libro abierto sobre la mesa, la “Historia de la Humanidad”, de Plaza & Jones. También él me reconoció de inmediato, se levantó y salió a mi encuentro con su amable saludo de siempre: “Qué dice Temastián”  (mi pueblo de origen).

   Me invitó a tomar asiento: “Llega usted al paraíso del Reclusorio Oriente”, dijo sonriendo.  -“Si, pero ya me andaba para llegar aquí”, contesté, y le conté mi odisea. -“No es más que el reflejo de México”, añadió sin más comentario.

  El Dormitorio 9 es en efecto el paraíso de este reclusorio: un espacio protegido, de poco más de media hectárea empastada; luce frescos alcatraces alrededor y en medio hay varias sombrillas playeras con mesas y sillas de plástico, donde conviven 40 internos. Esta área contrasta con el resto del penal, sobresaturado con una población de 7,341 internos, cuando su capacidad instalada es de sólo 4,293.

   – ¿Cómo va su caso?

   – Después de un largo itinerario judicial en el que se han cometido múltiples atracos e inepcias al margen de la Constitución, mi caso está sujeto a revisión en un tribunal colegiado integrado por magníficos juristas y hombres probos, ante quienes casi es imposible que pueda llegar alguna consigna, que de ningún modo aceptarían.

   Este tribunal colegiado –agregó- conocerá de las violaciones que al margen de la Constitución se han cometido. Las resumió así: 1.- Se me ha aplicado sin ningún pudor retroactivamente la ley. 2.- Tres veces he sido consignado por los mismos hechos. 3.- Violando los requisitos de procedimiento se me ha juzgado sin haber querella de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. 4.- El Ministerio Público representante de la Procuraduría General de la República rompió el principio de indivisibilidad de la acción penal al hacer dos consignaciones paralelas más, sin tener ya el carácter de autoridad porque era parte de mi proceso. 5.- En esta segunda consignación no se me escuchó en declaración ministerial, ya que no fui citado a declarar. 6.- Se me está aplicando la ley por analogía y mayoría de razón, porque los hechos que se me imputan en el proceso son conductas que corresponden a terceras personas que no conozco. Todo ello está plenamente comprobado.

 Inexplicablemente –continuó- todos estos señalamientos han sido infructuosos en detrimento de mi libertad, de lo cual se desprende que a mí no se me ha aplicado la ley, sino la fuerza del poder.

     – ¿Cuándo obtendrá su libertad?

   – Ya era para esta semana. Sin embargo, debo esperar el término que los señores magistrados necesitan para fundamentar su decisión. En cualquier momento, a partir de esta semana, puedo salir libre.

   – ¿Qué resultado ha tenido la reciente petición de su hija Cynthia al candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida, para que intervenga en su favor?

   – Fue un hecho emotivo, justificable de parte de mi hija, por las injusticias de que he sido objeto. No creo que el licenciado Labastida pueda tener intervención alguna, porque mi asunto no puede ser sujeto de recomendacionismo, ya que los juzgados determinan lo que en justicia proceda.

  – ¿Cree usted que su caso tenga que ver con alguna venganza política?

   – (Sin titubeos) Soy víctima de una venganza política, porque mi asunto es estrictamente político con presuntas justificaciones de tipo judicial.

   –  ¿A quién culpa?

   – A quien resulte responsable. Cabe decir que en principio el Estado Mayor Presidencial conoció de la carta que yo le envié al Presidente de la República [Ernesto Zedillo] a través de su hermano. Un vicealmirante del Estado Mayor Presidencial me habló por teléfono a Guadalajara para que yo le explicara el contenido de esa carta. Esta persona desayunó conmigo en el Sanborn´s de Vallarta. Días después el Estado Mayor Presidencial entregó la carta a la PGR para que procediera a la investigación de los hechos que yo demandaba en dicha carta.

    Cabe preguntar: ¿Acaso el Estado Mayor Presidencial de “motu proprio” hizo alguna recomendación a la PGR para que procediera en mi contra elaborando una serie de hipótesis figurativas para de alguna manera aparecer como inculpado de sospecha?

   La conclusión es que yo he sido denunciante y víctima a la vez. ¿A quién denuncié yo? A la persona que me engañó y que se decía amigo personal y representante del Primer Magistrado.

   – ¿Su caso podría ser parte de un rencor de la Federación contra Jalisco?

   – No creo que haya rencor o malquerencia de la Federación contra Jalisco, porque en realidad, los rencores políticos, de haberlos, serían contra las personas y no contra el Estado. Yo pude haber tenido diferencias con la Federación, pero no enfrentamientos.

  – ¿Considera usted que la justicia mexicana es limpia y que no recibe consignas del Poder Ejecutivo?

   – Mire usted: De todo hay en la viña del Señor. Yo no puedo decirle que todos los jueces son corruptos y susceptibles de influencias ni que todos sirven estrictamente a las más altas causas del Derecho. En este medio, una gran mayoría de jueces, tengo la certeza de que son incorruptibles, pero también le expreso que muchos de ellos son verdaderos mercaderes de la justicia.

   Afortunadamente, el presidente de la Suprema Corta de Justicia, de hoy, ha hablado con claridad y suficiencia para dar confianza a los servidores de la ley, haciéndolos responsables de sus propias soluciones sin admitir recomendaciones o consignas que desvirtúen la acción de la justicia.

  – Me impresiona verlo –le dije, cambiando el tema– en magnífica condición física. Pensé que lo iba a encontrar abatido.

   – No estoy abatido, ¡estoy indignado! Aquí muchos están resignados, pero quien tiene la conciencia limpia, de ninguna manera.

   A mis 74 años tengo una espléndida salud de conscripto. No he tenido enfermedad nunca en mi vida. Sin embargo, he sufrido aquí dos graves contratiempos: el primero, en el temporal de lluvias de 1998, cuando estando leyendo afuera de mi celda, porque tengo claustrofobia, empezó a llover y me refugié en un tejabán que está atrás del dormitorio. Cayó un rayo junto a mí y salí botado, salían chispas de los tubos y me salvé de milagro. En la caída que tuve me fracturé dos costillas.

   El otro fue hace seis meses, por una caída cuando hacía ejercicio, como lo hago diariamente a las siete de la mañana. Sufrí un fuerte golpe en el codo, que me produjo un derrame cinobial tan tremendo que tuvo que venir un cuñado mío a operarme con 15 puntadas. Pero, fuera de eso, ni gripe me ha dado. Es más, nunca sufrí enfermedades, ni de las de niño. Tengo estómago de concreto.

    – ¿Qué trato le han dado las autoridades del Reclusorio?

    – El trato es amable, que no por ello deja de ser igualitario.

    – Sus alimentos, ¿cómo son?

   – Yo los encargo. Es una especie de comida familiar, para no comer lo que comen aquí todos los presos, que es espantoso.

   – Hábleme de un día cualquiera. ¿Qué hace desde que se levanta hasta que se acuesta?

    – Decía un maestro mío, don Edmundo O´Gorman, hermano de Juan, que la rutina y el hastío doblegan el alma. Yo no me he dejado doblegar, porque tengo afortunadamente el vicio de la lectura. Estoy escribiendo un libro de ensayos, que desgraciadamente tuve que interrumpir cuando fui aprehendido. Sin embargo, le he dado cierta continuidad en mi cautiverio. En este momento escribo el segundo tomo.

   Para quienes tienen pendientes con la sociedad la rutina hostigante es castigo, lo cual no es mi caso.

   – ¿Duerme bien?

   – Duermo bien, excepto cuando las preocupaciones y las injusticias llegan a enfermarme de desesperanza.

   – Y al llegar esa desesperanza, qué es lo que le reconforta?

Flavio Romero y familia.

 Don Flavio con su familia, en Casa Jalisco.

  – El apoyo incondicional de mi esposa y de mis hijos. Sin embargo, me deprime el olvido de mucha gente de mi afecto que acaso haya podido imaginar que yo en un momento dado de debilidad haya sido capaz de una impostura que desdijera la limpia trayectoria de toda mi vida.

    – Sus finanzas personales, ¿es cierto que andan mal?

    – A partir de esto, mis modestas reservas se agotaron, llegando al extremo de estar demandado por mi propio abogado defensor. Tengo ciertamente crisis de liquidez, pero no insolvencia.

  – ¿Y de esas muchas personas a las que usted ayudó en su momento, ninguna le ha ofrecido apoyo gratuito?

   – Aquí no. En Guadalajara he recibido el apoyo jurídico de dos personas excepcionales, como lo son el licenciado Pedro Aguilera y la licenciada María de la Luz Casillas. Es un servicio generalmente desinteresado.

   – ¿Su partido qué ha hecho?

   – Algo que verdaderamente me contrastó después de 48 años de militancia en mi partido, es haber recibido la suspensión en mis derechos partidarios (no estoy expulsado) al tercer día de haber sido consignado, y cuando apenas el juez de mi causa empezaba a enterarse del turbio expediente de consignación. Con ello, asumiendo funciones jurisdiccionales que no le competen, me dejó el estigma de su condena anticipada, sin darme siquiera oportunidad de defenderme.

  – Sin embargo, el precandidato panista que hoy puntea en las preferencias electorales de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, declaró hace poco que usted es uno de los dos grandes gobernadores que ha tenido el Estado en toda su historia. ¿Qué opina al respecto?

   – Por venir de quien viene lo considero un comentario que me enaltece, Se necesita mucho desprendimiento político y mucha categoría moral para emitir en mi circunstancia una opinión tan valiente, como la que ha expresado. Le envío desde este injusto confinamiento un abrazo y mi agradecimiento.

     –  ¿Quisiera usted enviar un mensaje a la gente de Jalisco?

  – A los ciudadanos de Jalisco, a quienes tuve el honor de servir como gobernador del Estado, les digo que pueden tener la plena y absoluta seguridad de que quien fue su gobernador no tiene culpas qué esconder ni desvergüenzas de qué arrepentirse.

    – ¿A qué se dedicará usted cuando obtenga su libertad?

   – A conciliarme con la vida. No es fácil, después de haber sido mutilada mi existencia, poderse deshacer de los rencores que se han incubado en las sórdidas horas de privación de la libertad. Tendré que anudar fuertemente los lazos afectivos de mi familia y la confianza de todas las personas de mi consideración, para que todos sientan que al reintegrarme a la comunidad jalisciense, lo hago sin sonrojo y con la frente en alto. Ciertamente estoy agraviado. Sin embargo, nadie puede vivir de rencores. Superaré mi circunstancia difícil con entusiasmo y decisión. ¡Siempre hay un mañana!
Así terminó la entrevista. Don Flavio me acompañó hasta la salida del Dormitorio 9, justamente hasta donde se encuentra la última reja a la que le permitían llegar y donde había varios guardias. Ahí nos despedimos.

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