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La modestia de Benito Juárez en tres anécdotas

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Don Benito Juárez García.

   Muy modesto en su persona y en su trato, pero muy grande de espíritu fue el Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, nacido el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, Oaxaca, aldea donde en aquel tiempo vivían solo 20 familias. A la edad de tres años quedó huérfano, por lo que pasó al cuidado de un tío suyo que tenía un rebaño de ovejas, del cual fue pastor. Sin embargo, al perder una oveja, tuvo que huir a la ciudad de Oaxaca, donde entró al servicio doméstico y cursó sus estudios.

   Se recibió de abogado en 1834, y en su brillante carrera política y administrativa fue magistrado del Tribunal de Justicia del Estado, gobernador en varias ocasiones, secretario de Estado en México, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Presidente de la República.

   Encabezó a los liberales en la defensa de la Constitución de 1857 y expidió las Leyes de Reforma, que acabaron con los fueros de la Iglesia y de los militares. A partir de 1861 se enfrentó a la invasión extranjera europea, apoyada por los conservadores, que terminó con la ejecución del emperador Maximiliano de Habsburgo el 19 de junio de 1867. Murió el 18 de julio de 1872.

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El emperador Maximiliano.

Incidente con un ranchero en el Teatro Nacional

   Entre las muchas anécdotas que revelan la humildad de don Benito -dice Guillermo Prieto, cercano colaborador de él-, figura el incidente ocurrido con un ranchero en el Teatro Nacional, cuando el señor Juárez era ministro de Justicia.

   Resulta que Juárez tenía un asiento reservado en dicho teatro, pero una noche llegó tarde a la ópera, y al ver a un foráneo cerrero que se había apoderado de su asiento, le pidió con el mayor comedimiento que lo desocupara, pero éste, indignado, lo maltrató y no se movió de ahí. Juárez se retiró a buscar otro sitio.

   En el entreacto el acomodador fue a explicarle al ranchero que esa luneta era del señor Ministro de Justicia.

   –» ¡Ave María Purísima!», dijo el ranchero, poniéndose las manos en la cara, «¡Buena la hice!», y fue adonde estaba el señor Juárez para disculparse, pero el ministro le suplicó que siguiera en su asiento, pidiéndole además al acomodador que no se le molestara.

Lo que ocurrió con una negrita en Veracruz

   Siendo ya Presidente de la República, una noche llegó Juárez con sus colaboradores al Puerto de Veracruz, donde de emergencia les dieron alojamiento en una casa particular. La habitación del Presidente no tenía baño, pero como él acostumbraba bañarse diariamente, al levantarse por la mañana pidió a una negrita que gobernaba la casa que le llevara agua para asearse, pero la negrita, llamada Dolores, confundiéndolo con cualquier criado, le contestó con impertinencia: «¡Sírvase usted si quiere!, ¡Yo no soy su sirvienta!». Juárez se sirvió con la mayor humildad.

   A la hora del almuerzo llegó el Presidente a ocupar su asiento en el comedor; la negrita lo vio, reconoció al que en la mañana había creído un criado, y haciendo aspavientos y persignándose salió corriendo, diciendo la barbaridad que había cometido. El señor Juárez rió mucho, y Dolores fue conservada como excelente servidora, narra Gullermo Prieto.

El caso de un peluquero en Guadalajara

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La Plaza de Armas que conoció Juárez, en Guadalajara.

   Una anécdota similar a las dos anteriores fue lo que le ocurrió al señor Juárez con un peluquero de Guadalajara, en 1858, cuando al salir una mañana del Palacio de Gobierno, donde estaba hospedado, atravesó la Plaza de Armas y entró a una peluquería ubicada en el portal frontero, para que le hicieran un corte de pelo. Cabe señalar que el Presidente iba solo, como siempre, no traía escolta (en plena Guerra de Reforma), y al llegar a la peluquería esperó su turno y se sentó colocando el sombrero en la silla de junto.

  — «El sombrero se pone en el clavijero», le dijo de mala gana el peluquero, que al verlo chaparrito y prieto ni idea tenía de quién era.

   Don Benito tomó su sombrero y lo colocó donde le dijeron, pero al rato llegaron sus colaboradores, que ya lo andaban buscando: «Señor Presidente, ya nos tenía usted preocupados por su ausencia». Al darse cuenta el fígaro que su cliente no era otro que el Presidente Juárez, se deshacía en disculpas.

   –«No se disculpe amigo, el presidente es el primero que debe respetar el sitio donde se encuentre», respondió.

    Realmente era don Benito un gobernante excepcional.

 

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Leyes mexicanas contra la esclavitud

 Constituición.

   Al celebrarse, el 5 de febrero, un aniversario más de la Constitución de 1917 en México, cabe destacar la importancia de su primer artículo que prohíbe la esclavitud. Hay quienes opinan que el artículo está obsoleto cuando, por lo contrario, no sólo resume la vocación libertaria del México independiente, sino que apunta a un problema nacional e internacional de la mayor vigencia.

Hidalgo y Morelos, la lucha por la libertad en México

   El libertador Miguel Hidalgo y Costilla plasmó sus ideales en el decreto que su Gobierno dio en Guadalajara el 6 de diciembre de 1810, en el que abolió, antes que la mayor parte de los países de la Tierra, la milenaria institución de la esclavitud.

   Por su parte, José María Morelos, al reunirse el Primer Congreso de Anáhuac el 13 de septiembre de 1813, retomó la antorcha libertaria de Hidalgo, y en el documento conocido como Los Sentimientos de la Nación postuló en el Artículo 15:

   «Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud».

   Un año más tarde, el Decreto Constitucional para la Libertad de la América mexicana, sancionado en Apatzingán el 22 de octubre de 1814, declara en su Artículo 24:

   «La felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad. La íntegra conservación de estos derechos es el objeto de la institución de los gobiernos, y el único fin de las asociaciones políticas».

Victoria y Guerrero, la abolición de la esclavitud en México

  Concluida la guerra insurgente y consumada la Independencia, se promulgó la Constitución de 1824, en cuyo texto no hay un capítulo destinado a los derechos humanos, pero el primer Presidente, Guadalupe Victoria, ratificó la abolición de la esclavitud que habían decretado Hidalgo y Morelos, en tanto que su sucesor, Vicente Guerrero, también lo hizo el 15 de septiembre de 1829.

Guerra de Texas

  La posición oficial antiesclavista afectó los intereses de los colonos anglosajones que poblaban la provincia de Texas, entonces bajo las leyes mexicanas, lo cual desencadenó el conflicto que llevó a la guerra con Estados Unidos y a la pérdida de más de la mitad del territorio nacional.

   Prueba de que la esclavitud fue la causa principal de esta guerra (1835-1836) es que al conseguir su independencia, Texas no sólo legalizó el sistema esclavista a través de su Constitución, sino que negó el derecho de voto a los afroamericanos y a sus descendientes.

Nuevas constituciones en México

   La Constitución de 1843 en México preservó buena parte de los logros legislativos impulsados por los liberales, entre otros la abolición de la esclavitud, la libertad de imprenta y de opinión, la seguridad personal y la inviolabilidad de la propiedad y el domicilio.

  • Dice la Constitución del 43: «Ninguno es esclavo en el territorio de la Nación, y el que se introduzca se considerará en la clase libre, quedando bajo la protección de las leyes«.
  • Este mismo principio quedó plasmado en las constituciones de 1857 y de 1917. La del 5 de febrero de 1857 declara en su Artículo 2: «En la República todos nacen libres. Los esclavos que pisen el territorio nacional recobran por ese solo hecho su libertad y tienen derecho a la protección de las leyes».
  • Y la del 5 de febrero de 1917, Artículo 2: «Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán por este solo hecho su libertad y protección de las leyes».

Reforma constitucional del 2001

   Con las reformas constitucionales del 2001, el contenido del Artículo 2 pasó al 1:

   «Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes».

   Y añade:

  «Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas».

La esclavitud, un problema vigente

 Desde la perspectiva contemporánea la esclavitud es un crimen y su prohibición está recogida en tratados internacionales, aunque en la práctica sigue dándose en el mundo tanto en la forma tradicional como bajo nuevas modalidades.

   Los inmigrantes, por ejemplo, son un grupo vulnerable al que se violan sus derechos como trabajadores y como seres humanos, convirtiéndose en mercancía y hasta en víctimas mortales de los traficantes de personas.

  Cada año, alrededor de cuatro millones de personas en el mundo son víctimas de trata, de las cuales 50 por ciento son menores de edad destinados a trabajos forzados en la agricultura y a la explotación sexual.

   En conclusión, el primer artículo constitucional de México, lejos de ser obsoleto, muestra que la lucha por la libertad, en el país y en el mundo, no ha terminado.

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La «mordida» en Tránsito, un sistema que perdura

   Escribí este reportaje en 1991 cuando la actual Secretaría de Movilidad Jalisco se llamaba Departamento de Tránsito y cuando debido a la inflación los salarios y las “mordidas” tenían tres ceros más. Desde entonces ha aumentado también la estructura burocrática. Lo que no ha cambiado es el sistema de corrupción, que se mantuvo durante los 18 años de gobiernos panistas, y ahora hay riesgo de que empeore con la llamada “Ley Antiborrachos”, aunque ciertamente se prepara un blindaje interesante. La corrupción –está demostrado- no es problema de partidos, sino de sistemas y de personas.

   Javier Medina Loera.

Fachada de Tránsito.

   Fachada del Departamento de Tránsito.

   El sistema de corrupción en el Departamento de Tránsito del Estado de Jalisco es piramidal, es decir, se desarrolla en cadena desde jefes hasta agentes de crucero y personal administrativo, alimentándose con el magnífico servicio de enlace que realizan los gestores, llamados comúnmente “coyotes”, y todo ello reforzado por una sociedad que todavía ofrece más “mordidas” que las que le exigen.

Personal de vigilancia

   La dependencia cuenta con cerca de mil 300 agentes en todo el Estado, de los cuales unos 800 trabajan en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Estos agentes están organizados en compañías al mando de unos 10 comandantes en ejercicio. Cada uno de los cuatro sectores de Guadalajara tiene un comandante y los hay también para Tlaquepaque, Zapopan y el Mercado de Abastos, además de los que dirigen las secciones de motociclistas y patrulleros.

   Contrariamente a lo que se dice, los comandantes no obligan a los agentes a que les entreguen cierta cantidad de dinero por día, semana o mes, sino que simplemente saben agradecer con promociones a las mejores categorías y, por supuesto, a los mejores cruceros, al que “se mocha”, y al que no, tampoco lo corren, pero nunca pasa de ser un pobre agente del último nivel, comisionado siempre a los “peores” cruceros.

    Los cruceros “malos” son los del centro de la ciudad, porque ahí no se puede parar carros por dos razones: la primera es el tráfico y la dificultad para estacionarse, y la segunda y más importantes es que el centro de la ciudad es un escaparate, donde circulan muchos políticos y hasta periodistas que pueden darse cuenta de cualquier transacción económica.

    Por lo contrario, los “buenos” cruceros, a donde van siempre los agentes que han hecho “méritos” suficientes, son por ejemplo los del Periférico y en general todas aquellas zonas que siendo de intenso tráfico, no presentan demasiadas complicaciones por la detención de vehículos o por los mirones indiscretos.

  Una de esas zonas es el Mercado de Abastos, que también tiene su comandante especial al mando de 37 elementos. Aparte de las dádivas de los automovilistas, en este lugar los comerciantes normalmente se cooperan para darle “mordida” al comandante, a fin de que permita ciertas violaciones a las normas de tránsito, como son cargas y descargas en horas y lugares prohibidos. Además, a los agentes les dan sus gratificaciones en especie, con despensas o bolsas de frutas y verduras. El resultado obvio es el desorden vial que siempre ha existido en esa área, ya que ni a los comerciantes ni a los oficiales de Tránsito les interesa aplicar el reglamento. La razón es simple: un camión que llega con fruta “muy pasada”, por ejemplo, no va a esperar la hora de descarga, pues esta operación hay que hacerla rápido, donde sea y como sea.

Tamaño de las “mordidas”

Vigilancia vial.

   El agente de a pie que busca hacer “méritos” con su comandante le entrega por lo general 20 mil pesos diarios, pero si se trata de un agente comisionado en el Periférico, la cuota asciende a 50 mil pesos. Por su parte, los oficiales de motocicletas y de patrullas pagan entre 30 mil y 50 mil pesos diarios.

   Pero a ellos tampoco les va mal: en estos tiempos las “mordidas” oscilan entre cinco mil y 50 mil pesos, aunque algunas, por ejemplo en el caso de choques donde hay fuertes daños, llegan a más de 100 mil pesos. Un fallo a favor por parte del oficial de Tránsito en un accidente donde hubo pérdidas por muchos millones de pesos, no tiene por qué valer menos de 200 mil o 300 mil pesos, pero estos son garbanzos de a libra. En general “se levantan” un promedio de 100 mil pesos diarios.

   Por lo que respecta a las categorías, a quienes mejor les va es a los patrulleros, aunque curiosamente son los motociclistas los que tienen mayor rango dentro de la corporación. Mientras que los patrulleros son simples oficiales, los motociclistas tienen siempre el rango de tenientes, pero ocurre que debido al sistema de “mordidas” un motociclista que hace “méritos”, pronto es “ascendido” a patrullero, y los patrulleros jamás buscan que “los bajen” a la moto; no les conviene.

   Sin embargo, hay agentes que están envueltos en un verdadero círculo vicioso: no dan porque no tienen y no tienen porque no dan, y a éstos siempre los tratan mal sus jefes; los mandan a cruceros del centro de la ciudad, a labores de vigilancia en actos públicos, a las giras de los políticos, a desviar el tráfico en desfiles y competencias deportivas, a cualquier cosa, menos a donde puedan “agarrar” algo.

   Por otra parte, tampoco es cierto lo que comúnmente se cree, de que a los agentes se les exige entreguen determinado número de infracciones al día. No hay necesidad de ello para que la corrupción funcione. Esta idea tiene su origen en que mucha gente, al ir a tramitar cada año su nueva calcomanía, se sorprende porque le presentan infracciones que dicen no haber cometido, pero que por lo general sí se cometieron. Por ejemplo, al pasarse un alto, el infractor escucha el silbato del oficial, pero no le hace caso y huye; sin embargo, éste toma las placas y levanta la infracción, y ésta algún día tiene que pagarse.

Personal administrativo

Pruebas de manejo.

 Pruebas de manejo, una mina de oro.

  En las oficinas administrativas tampoco cantan mal las rancheras. Por ejemplo, en Licencias se cobran cinco mil pesos por cada examen, y son varios: vista, educación vial, manejo y el médico. En total, 20 mil pesos por no hacer los exámenes, pero si se hacen y no se pasan, entonces la cuota es más alta.

  Y para pasar un examen, como es el de manejo, lo más recomendable es ni siquiera intentarlo, porque las pruebas están ideadas para verdaderos ases del volante. Más de 90 por ciento de quienes intentan aprobar este examen, no lo logran, porque simplemente para estacionarse hay que hacerlo en dos movimientos y dentro de un espacio en donde apenas cabe el carro.

   En Libertad de Vehículos se mueve mucho dinero porque son demasiados los requisitos. Exigen tantos trámites y papeles que ante la urgencia de recuperar uno su vehículo, no dejan más remedio que pagar “mordida”.

   Lo curioso ahora es que hasta el personal técnico que difícilmente alguien se imaginaría cómo pudiera agarrar “mordidas”, ya encontró la forma de hacerlo. Aunque parezca increíble, por la Calzada del Federalismo hay una serie de puestos de periódicos y revistas, cuyos dueños sobornan regularmente a los que sincronizan los semáforos, a fin de que les den a los aparatos más tiempo del necesario en el “alto” y los automovilistas puedan comprar sus publicaciones mientras está el “rojo”, ya que de otro modo, por ser una vía rápida, los puesteros no venden.

Los “coyotes”, plaga interminable

   El coyotaje en Tránsito es algo estrechamente ligado al sistema político mexicano. Esto es muy sencillo: las centrales obreras, así como la  FEG, los transportistas de carga y grandes empresas que manejan muchos vehículos tienen gestores de planta en el Departamento, que no sólo se dedican a arreglar los asuntos de las organizaciones que representan, sino que viendo la manera de ganar un poco más, “le entran” a cualquier negocio que caiga, y como ahí caen muchos y a cada rato, el “coyotaje” es un emporio.

   Esto, aparte de los “coyotes” instalados en las afueras de Tránsito y de los gestores de numerosas empresas que por necesidad tienen que hacer relaciones en esas oficinas para poder arreglar cualquier asunto que se ofrezca.

  De hecho, y gracias a su relación con el Ministerio Público y demás funcionarios de Tránsito, estos gestores pueden arreglarlo todo en cuestión de minutos, incluso la expedición de facturas para regularizar cualquier carro, aunque sea robado o “chueco”.

   Está claro que una parte del dinero que recaban, hasta más de 100 mil pesos por un asunto, va a dar a los bolsillos de los funcionarios y empleados de Tránsito que “facilitan” las cosas, quienes obviamente reducen al mínimo los requisitos exigidos al “coyote” y los aumentan al máximo para el ciudadano común.

  Es obvio también que por el origen político de gestores o “coyotes”, es prácticamente imposible erradicarlos, y menos cuando vivimos en un país en que por orden constitucional cada quien puede dedicarse a la actividad que mejor le convenga, siempre que sea lícita, y no existe nada en nuestras leyes que prohíba la gestoría.

Causas y soluciones

Agente vial.

   Desde hace muchos años se ha discutido la manera de resolver el problema de corrupción en el Departamento de Tránsito, pero nunca se han logrado buenos resultados. Entre los factores que lo generan figuran los bajos sueldos:

  El personal de esta dependencia, igual que el de todas las demás oficinas burocráticas, está mal pagado, tan mal que los agentes de crucero ganan 380 mil pesos mensuales, mientras que hay personal administrativo que percibe 280 mil pesos al mes, y hay agentes fuera de la zona metropolitana que apenas obtienen 140 mil pesos mensuales, ni siquiera el salario mínimo. Con estos sueldos, simple y sencillamente los mandan a robar.

   Una alternativa de solución es fijar un porcentaje de comisión a los agentes por las infracciones que levanten, pero se teme que por ganar más comisiones y por falta de criterio los oficiales se excedan en sus funciones, y entonces se generaría otro problema: el abuso de autoridad.

  El hecho es que en este momento (1991), con todo y lo redituable que parecen, existen cerca de 200 plazas vacantes en el Departamento de Tránsito. El jefe de la dependencia, general Francisco Javier Velarde Quintero, afirma que en sólo dos meses ha despedido a cerca de 100 elementos por corruptos. Lo cierto es que desde hace muchos años hay plazas vacantes en Tránsito, debido a los bajos sueldos y a la mala fama que tiene el personal. Nadie quiere que sus hijos digan en la escuela que su papá trabaja en Tránsito.

   La corrupción en Tránsito y en todas las demás dependencias burocráticas de Jalisco y de México se apoya en la estructura administrativa, pero fundamentalmente en el sistema educativo. Mientras haya una sociedad que alimente la corrupción, ésta se mantendrá. En el caso de Tránsito está demostrado que es más la gente que ofrece “mordidas” que la que pide…

   Artículo relacionado: Guadalajara, paraíso de carteristas.

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