Las grandes tragedias de Guadalajara

   Este reportaje, inspirado en la tragedia del 22 de abril de 1992, fue publicado en El Informador el 22 de junio del mismo año. Es un recuento de los peores desastres que ha sufrido la ciudad a lo largo de su historia. Hoy lo presento con información actualizada hasta agosto de 2013. Ojalá contribuya a crear conciencia de prevención y protección de lo más valioso: la vida humana.

   Javier Medina Loera.

Recorrido de Cosío por zona de desastre. 25 abril 1992. Informador.

 Recorrido oficial en la zona de desastre del 22 de abril de 1992.

 Las tragedias han estado presentes siempre en la vida de Guadalajara. A lo largo de sus más de 470 años de historia, esta ciudad ha sufrido guerras, epidemias, sismos, plagas, sequías, hambrunas, incendios, explosiones, tempestades, pánicos colectivos y graves accidentes automovilísticos y de aviación que la han conmocionado por la estela de muerte y destrucción que a su paso han dejado.

Siglo XVI

   La historia de las catástrofes de Guadalajara se inicia en el momento mismo de su fundación en Nochistlán, hoy territorio del Estado de Zacatecas, en 1532, cuando sus habitantes sufrieron los horrores de la guerra durante continuos enfrentamientos con los indios chichimecos, que se defendían de la invasión española. Miles de vidas se perdieron entonces, sobre todo de indígenas.

   Una vez establecida en el Valle de Atemajac, el 14 de febrero de 1542, la ciudad empezó a sufrir epidemias que diezmaron su escasa población, de apenas 240 habitantes. Entre otras se cuentan las epidemias de peste y viruela en 1542, otra de carácter indefinido, pero igualmente mortífera, en 1564, y una de tifoidea en 1576.

   En 1585 el Volcán Colima inició uno de sus ciclos eruptivos, y sus secuelas se dejaron sentir en esta ciudad, que padeció una serie de temblores y lluvias de ceniza que nublaron sus cielos, dejando cubiertos los campos con una ligera capa de residuos volcánicos, lo que afectó a la agricultura y la cría de ganado, con la consecuente escasez de alimentos.

   Un año después una plaga de langosta, aunada a una mortífera epidemia, causó más dificultades a Guadalajara, que de nuevo vio reducida sensiblemente su población.

Siglo XVII

   Ya en el siglo XVII, en 1610, una severa sequía provocó que las cosechas se malograran y la consecuente escasez de víveres generó hambre entre sus habitantes, sobre todo indígenas.

   A principios de 1611 una nueva epidemia ocasionada por la temible peste volvió a azotar a la ciudad, y por si esto fuera poco, el 31 de marzo de ese mismo año se registró un terremoto, que se repitió al día siguiente. Los efectos fueron tan graves que la gente los atribuyó a un castigo divino.

   En 1629 la peste volvió a azotar la región y las autoridades municipales se avocaron a combatirla mediante un recurso propio de la época: sacaron en procesión por las calles al patrono y abogado de la ciudad, que era justamente San Sebastián, para que “por su intercesión Dios Nuestro Señor perdone nuestros muchos pecados y detenga tan terrible desgracia”.

Siglo XVIII

   Al iniciarse el siglo XVIII, en 1702, la ciudad sufrió un formidable incendio en un portal enfrente del Palacio Real, que causó grandes daños a la zona, así como algunos lesionados.

   A mediados de esa misma centuria, en 1749, un fuerte sismo sacudió a la capital jalisciense, causando entre otros perjuicios el derrumbe de la cúpula del antiguo Sagrario de la Catedral.

   En 1750 se repitieron los temblores durante casi todos los meses del año. Y para no faltar a la costumbre, en ese mismo año una epidemia acabó con la vida de miles de infantes en toda la región.

   Casi para terminar el siglo, otro incendio dejó su huella en Guadalajara al destruir 32 puestos de un mercado instalado en la plaza principal, la madrugada del 31 de mayo de 1795.

Siglo XIX

Plano de Guadalajara. De Imágenes Históricas de Guadalajara en F. Cortesía de Israel Vizcarra

 Mapa de Guadalajara en 1800 (Imágenes Históricas de Guadalajara).

   En el siglo XIX, la Guerra de Independencia causó aquí numerosas muertes, entre ellas las de 300 españoles en 1810, y además continuaron los movimientos telúricos: el 31 de mayo de 1818 un fuerte temblor causó muchas víctimas y daños en la ciudad, derribando las torres de la antigua Catedral, que entonces tenían un diseño similar a las de la Catedral de Morelia.

   En 1833 desoló a Guadalajara la terrible epidemia del Cólera Morbus, que sembró la muerte en todas partes. A esta epidemia se le llamó “Cólera Grande” para distinguirla del “Cólera Chico”, que se registró en 1850.

   El Cólera Grande conmocionó tanto a la población tapatía que durante mucho tiempo la gente tomó a 1833 como año de referencia para hablar de lo que ocurrió antes y después de esa epidemia.

   El año de 1842 trajo una tromba tan fuerte a la ciudad que las columnas que estaban siendo instaladas en la cúpula de la capilla del Hospicio Cabañas, así como una parte de la misma, se vinieron abajo, con lo que la construcción de este bello inmueble sufrió serios retrasos.

   Un año después los temblores de tierra tiraron de nueva cuenta las torres de Catedral, que habían sido reconstruidas con el mismo diseño que antaño tuvieron. Este sismo, a la larga benefició a Guadalajara debido a que la reconstrucción de las torres adoptó otro estilo, que es justamente el que ahora ostentan, los “alcatraces al revés”, símbolo distintivo de la ciudad.

   Además del “Cólera Chico”, en 1850, Guadalajara padeció también los rigores del hambre, ya que una inusitada sequía acabó con las cosechas agrícolas, con la consecuente escasez de alimentos. A tal grado llegó la escasez que en 1851 el Gobierno del Estado prohibió que saliera maíz fuera de Jalisco. La situación se normalizó el año siguiente.

   El 10 de enero de 1859, durante la Guerra de Reforma, se produjo una fuerte explosión en uno de los patios del Palacio de Gobierno, que causó centenares de muertos. El origen de ésta fue el mal manejo de un polvorín depositado ahí, que destruyó casi por completo el interior y la esquina suroeste del edificio.

   En 1875, una vez más los movimientos telúricos hicieron de la suyas sembrando zozobra en la población tapatía. Hubo daños, pero fueron más los sustos.

Siglo XX

Ruinas del Mercado Corona, luego del incendio de 1910. Coplaur Guadalajara en F.

 Ruinas del Mercado Corona, luego del incendio de 1910 (Coplaur Guadalajara).

   En 1909 se reportaron heladas y sequías que también repercutieron en el abasto de alimentos para la población, así como un incendio en el interior del Teatro Degollado, tan voraz que se hizo necesario reconstruir el pórtico de entrada, más otros arreglos y mejoras que al final de cuentas lo hicieron más bello.

   Gran consternación causó también aquí el horrible accidente ferroviario registrado el 22 de junio de 1910 entre las estaciones de Tuxpan y Zapotiltic, en donde perecieron medio centenar de personas, muchas de ellas de origen tapatío.

   A fines de 1910, ya en plena Revolución, otro incendio afectó a un sitio público de esta capital, el Mercado Corona. No hubo muchas desgracias personales, pero sí grandes daños, pues el fuego alcanzó a los edificios cercanos. Dicen las crónicas de la época que del viejo Mercado Corona “no quedó piedra sobre piedra, puras cenizas”.

   Dos años después, nuevos movimientos sísmicos se hicieron sentir durante varios meses, provocando gran zozobra entre la población.

  En 1913 el Volcán Colima inició una nueva fase eruptiva y las cenizas producto de la misma alcanzaron a Guadalajara, causando daños a la agricultura de gran parte de Jalisco, con la consecuente escasez de alimentos.

   El domingo 6 de julio de 1941 tuvo lugar aquí una de las grandes tragedias que no se olvidan: la histeria colectiva ocurrida en el Cine Montes cuando se exhibían las películas “La venganza de Bull-dog Drumond” y “La Venganza del Charro Negro”. Al desencadenarse una fuerte tempestad un rayo cayó sobre la pantalla y el pánico se apoderó del público que ocupaba las galerías, buscando las salidas del local, pero la aglomeración produjo cerca de un centenar de muertos.

   El 2 de junio de 1958 ocurrió la mayor catástrofe aérea de la historia de Guadalajara al estrellarse en el Cerro de “Las Latillas”, al sur de la ciudad, el avión “Constellation” de Aeronaves de México, donde hubo 46 víctimas, entre ellas gente muy conocida de aquí como José Ma. Sáinz Aldrete, el Ing. José Luis Arregui, Magda de la Peña, el Lic. Dionisio Fernández (uno de los fundadores de la Universidad Autónoma), Guillermo Álvarez Ochoa y un hijo del vicepresidente municipal José María Ramos, entre otros.

   Los vecinos del rumbo escucharon una explosión antes de que la nave se desplomara, por lo que corrió el rumor de que el desastre había sido provocado por una carga de dinamita, pero posteriormente se supo que un rayo en medio de una tormenta fue el que originó la catástrofe.

   Otra de las tragedias más espantosas de este siglo ocurrió el 31 de enero de 1965 en la Plaza de Toros “El Progreso”, cuando miles de personas que habían asistido a una función artística por la tarde, se encontraron con las que pretendían entrar a la función nocturna, resultando un apretujamiento que arrojó como saldo 30 muertos y otros tantos lesionados.

   De acuerdo a la investigación realizada, hubo sobreventa de boletos para la primera función, de tal suerte que los que no pudieron entrar se esperaron para la segunda, y en el túnel de entrada se encontraron con los que salían, produciéndose la tragedia. El mayor atractivo del festival artístico era la presencia del trío “Los Panchos”.

   Tras una explosión atribuida a una bomba, durante la llamada “Guerra Sucia” en que se enfrentaron guerrilleros urbanos contra el Ejército federal, un violento incendio destruyó el 29 de agosto de 1973 el edificio de la Juguetería Ramar, en el centro de la ciudad, con un saldo de cuatro muertos y una quincena de heridos.

   La explosión fue tan fuerte que la mayoría de las personas que se hallaban dentro del edificio, y aún por fuera del mismo, fueron tiradas al suelo. De lo que fuera el edificio de seis pisos de esta juguetería solamente quedó en pie, aunque dañado en forma muy seria, lo que fue el cubo de elevadores y escaleras.

Penal de Oblatos. Motin

 Incendio en el Penal de Oblatos.

  Otro suceso trágico, aunque de diferente índole, ocurrió a mediados de octubre de 1977, cuando en el más grande motín que se recuerde en la historia penitenciaria de Guadalajara, hubo 14 muertos, elevado número de lesionados y considerables daños en las instalaciones del Penal de Oblatos.

   Fue tan grave este motín que hubieron de transcurrir 11 días desde la fecha en que se inició, para que las autoridades pudieran penetrar al reclusorio e imponer el orden, requisando las armas que los internos tenían en su poder. Para ello se requirieron 638 elementos de las diferentes corporaciones estatales y municipales.

   En cuanto a los accidentes automovilísticos, uno de los más aparatosos ocurrió el 19 de noviembre de 1986 cuando un camión urbano de la empresa Servicios y Transportes se cruzó al paso del tren en la Avenida México e Inglaterra, con un saldo de siete muertos y 13 lesionados graves.

   Y ya en la última década del siglo, el 22 de abril de 1992, ocurrió una de las peores catástrofes en la historia de la ciudad al estallar el Colector Intermedio Oriente, con saldo de más de 200 muertos y numerosos heridos, como consecuencia de la gasolina arrojada irresponsablemente al drenaje por empleados de la empresa petrolera paraestatal Pemex.

Siglo XXI

   El peor desastre de Guadalajara en lo que va del siglo XXI es la inseguridad pública. Además del fuerte deterioro ambiental que padece la ciudad y su región, la tragedia más grande, generadora de miles de muertes, en su mayoría impunes, es la inseguridad, que ningún gobierno ha podido resolver.

   En los últimos seis años, asegura el investigador Jaime Ramírez Yáñez, los crímenes en Jalisco han aumentado 350%, más que el promedio nacional. En 2011 se registraron 1,529 homicidios dolosos, en 2012 hubo 1,560, y en los primeros ocho meses de 2013 la cifra llegó a mil (125 por mes). Todas las guerras, las epidemias, las hambrunas y las explosiones se quedaron cortas.

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5 comentarios sobre “Las grandes tragedias de Guadalajara”

  1. ¡Muchas Felicidades! Muy buen trabajo. Y es muy triste que la inseguridad pública este revazando todas las tragedias que ha vivido Guadalajara, a donde vamos a parar? Que les espera a nuestros hijos? Triste verdaderamente!! Saludos Sr. Medina Loera.

    1. Sí, la gran tragedia de Guadalajara en lo que va del siglo XXI es la inseguridad pública, que sólo en los primeros ocho meses de 2013 rebasó los mil homicidios dolosos a nivel estatal. Esto supera en cinco veces el número de muertos de las explosiones del 22 de abril de 1992, que tanta publicidad recibieron aquí y en todo el mundo. Gracias por el comentario.

  2. HOLA, UN SALUDO. BUEN TRABAJO EL QUE REALIZAS AL INFORMAR CON DATOS TAN PRECISOS. Y SI, FINALIZANDO CON EL TEMA DE LA INSEGURIDAD NO ESTA NADA MAL. SUERTE.

  3. Faltan muchas cosas por precisar. Por ejemplo: Que ese fatídico día de cuando el incendio de la «Jugueteria Ramar», el mismo día se suscito el incendio de la forrajera el cual duro aproximadamente 8 o 10 horas y el incendio de un Autobús de pasajeros de la linea Ómnibus de México en Plan de Barrancas donde murieron calcinadas 33 personas, Y los elementos de Bomberos de las 2 estaciones «El Campesino y Transito». No pasabamos de ser una veintena de bomberos, que fuimos distribuidos de forma que se pudieran atender los tres siniestros. Sin equipos suficientes, pero con mucho mas arrojo que valor. Para después concentrarnos en la Jugeteria Ramar, Cuando logramos abrir la loza final (Las lozas de los otros pisos quedaron una encima de otra) y que nos permitiría ingresar al sótano. Ahí encontramos 4 cuerpos mas. Por otra parte. También faltan los incendios que sufrió el Mercado libertad, el cine Juarez, el cine orfeón, la escuela de música de la UDG etc… Pero el común de todas estas tragedias. Fue la falta de Equipos Contra Incendio y de Protección Personal, que aun hoy en pleno 2015, se carece de los equipos y sistemas adecuados para la poteccion contra incendios. Saludos.

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